8.2.11

Antaño

Supongo que te preguntarás qué demonios hago aquí. Sólo he ido a por una botella de agua, ya sabes cómo son las noches de verano en mi cuarto, tú lo sabes mejor que nadie, hace exactamente un año, ¿recuerdas? He ido, he visto que aquí, en Barcelona ciudad, las noches son tristes y grises, los cielos están vacíos y siempre serán demasiado planos... No brilla ninguna estrella, ni tan solo las nubes parecen querer acercarse. Un cielo que parecer estar emitiendo un chillido mudo suplicando un color… tan solo un destello o una mirada en la que reflejarse. Aún así, con un cielo nostálgico y sucio he salido a la terraza (si es que se le puede llamar así a ese suelo exterior de dos metros cuadrados) y he respirado hondo... Entonces me he dado cuenta de que ya ha llegado el verano. Los veranos grises y tristes de Barcelona también huelen diferente. Las noches de verano huelen a eso... Huelen a melancolía y nostalgia, a anhelos y a un "te echo de menos"... Y yo no parezco dejar de respirar una añoranza que llena mis pulmones. Huelen a recuerdos....

A aquellos años en que era pequeña, y salía con mis padres a bajar a Tracey a la calle que, a pesar de ser una perra pequeña, me llevaba a rastras. Siempre insistía en llevarla yo, y salía en camisón y zapatillas, hasta que me cansaba y le decía a mi padre que por favor la llevara él. Siempre pasábamos por aquel bar de tapas de la esquina, que siempre estaba tan lleno y que desprendía ese olor a picante y aceite que parece formar ya parte de mi vida e incluso de mi paladar. También recuerdo los fines de sema en la playa, haciendo castillos de arena, enterrándome en ella, sin querer salir del agua. O aquellos veranos en pueblos costeros, con hombres vendiendo coco a la orilla del mar. O cómo escribía en la arena... Y confieso que sigo haciéndolo, todavía dibujo corazones en la arena, que siempre se terminan borrando con cualquier ola, incluso la más suave, o por cualquier pequeña brisa vespertina.

Y ahora estoy aquí, quién me lo iba a decir, a las 5 de la madrugada, sentada en la terraza con una sábana por encima, dos folios y un bolígrafo, haciendo aquello que nadie haría, aquello que sólo está en los libros que siempre he querido leer y nunca lo hago; en aquellas películas que siempre hacen dormirme antes de hora. Tal vez es que la noche me inspira, o que el verano me hace recordar... En todo caso, aquí estoy, intentando distinguir alguna estrella, cerrando los ojos mientras noto el olor a verano dibujando recuerdos, viendo cómo amanece y el día se va volviendo grisáceo. Se oyen algunas gaviotas en el parque de enfrente, también otros pájaros... Y algunas personas lo cruzan, supongo que irán a trabajar... Reconozco que así he pasado mis años y mis décadas, siendo espectadora de vidas ajenas; haciéndome imposible vivir la mía. Quizás eso me haga estar aquí, temblorosa ante el aire ligero y mi inseguridad, temblorosa ante mi presente y mis recuerdos... Puede que ante ti y tu sombra.

Imagino que ya es hora de volver a mi cuarto... Me pregunto si tú también notarás desde allí el olor a las madrugadas grises de verano de los barrios Barcelona.

4 comentarios:

Darkalice dijo...

Y será que yo también he nacido en Barcelona...Gracias por tus palabras porque esa añoranza de la que hablas la siento siempre que camino entre las esquinas de ella. Para mí también son cielos grises y no se ve ninguna estrella...Y será que yo también he nacido en Barcelona...Un beso...Esperando volver a leer un relato tuyo...

Imagination... dijo...

Es la nostalgia que se queda tras los cielos planos y opacos de Barcelona.
Muchas gracias por pasarte y comentar! Un besazo.

Kaerog dijo...

Barcelona ...... 29 años en ella, debería de estar acostumbrado pero a veces he pensado si sería mejor alejarse y respirar aire de verdad …. Y es lo que intento a veces.

Imagination... dijo...

Gracias por pasarte, Kaerog